Las armas de Allende
Queda claro que si en fuerza bruta ganaron los militares, en la creación de una cultura ganó, sigue ganando Allende.
Las campañas electorales de Allende estuvieron muy ligadas a la música. Violeta Parra lo acompañó en sus giras de 1958, estaban con ella el conjunto Cuncumén, Margot Loyola y Lautaro Manquilef, que ponía la nota mapuche. Sus hijos lo acompañaron en la de 1970, ya con la Nueva Canción, junto a Víctor Jara, Inti Illimani, Quilapayun y Patricio Manns.
También le dio importancia al derecho al ocio. Una de sus primeras 40 medidas fue la creación de Campos Vacacionales para que los sindicatos organicen campamentos de esparcimiento. Los campos tenían comedores comunitarios para que las vacaciones sean para toda la familia y no ocurra que, mientras el papá y los hijos están en la playa, la esposa se quede en la cocina.
Gracias a los libros publicados por el periodista Javier Rebolledo y las investigaciones del juez Víctor Montiglio, se pudo establecer que dicho recinto fue utilizado por Manuel Contreras para adiestrar en técnicas de tortura y exterminio al personal integrado a la DINA inmediatamente después del golpe militar.
Rebolledo entrevistó a muchos de los torturados en Rejas Verdes y en Rocas de Santo Domingo. Pero, por seriedad periodística, también debía tener por lo menos una entrevista del otro lado. Y ese fue Héctor Patricio Salvo Pereira. Salvo no fue torturador y de hecho no quería ni siquiera bajar a los sótanos donde se hacían los interrogatorios. Pero si hombre de confianza de uno de los fuertes en este espacio: Mario Jara. Además se abrió a contar lo que vio y vivió desde la óptica de un joven de 18 años que entonces tenía.
Es Patricio Salvo quien nos informa sobre los allanamientos en busca de armas: “De las armas pedidas por el mando para incautarse, nada. Las tan preciadas armas simplemente no existían. Se llevaban lo que pillaban parecido. Las banderas y sobre todo los discos de música”. Ya sabemos por qué mataron a Víctor Jara. Era un arma cargada de futuro.
Pero ahí no termina. Seguimos:
Todo lo requisado pasaba a una habitación en el segundo piso de la Secretaría de Estudio. Estaba llena de banderas y discos de folklore nacional y extranjero. No en una sino en varias ocasiones los oficiales me pedían “Oiga, Salvo ¿me trae un disco?”. Los más pedidos eran Los Jaivas, Inti Illimani, Violeta Parra, Mercedes Sosa y Víctor Jara.
Podemos discutir si se debieron usar otras armas más o no. Pero queda claro que si en el tema de la fuerza bruta ganaron los militares, en la creación de una cultura ganó, sigue ganando Allende.