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Checkpoint Rock: Himno a la esperanza

Es un himno a la esperanza, la demostración de que la poesía y la música están lejos de morir en Palestina.

Publicado: 2014-07-26

Acabo de ver la película de Javier Corcuera por tercera vez en cuatro años. Javier me la envío a raíz de los artículos que he estado publicando sobre Palestina. Pero en las tres oportunidades que la he visto coincidía con bombardeos israelíes. Eso tiene que ver con una elección mía: uso la película para poder mantener la esperanza. Y pienso que sería bueno que los palestinos pudieran usar el mismo remedio. No sé si lo tendrán a mano. Pero tiene también que ver con que en los últimos cuatro años ha habido esos tres bombardeos.

Es un himno a la esperanza aunque comienza con el entierro del gran poeta palestino Mahmud Darwish. En todo caso termina con un homenaje al mismo poeta y con la demostración de que la poesía y la música están lejos de morir en Palestina. A lo largo de 70 minutos pasan una y otra ciudad, una y otra agrupación musical, radio, cantante que dejan claro que la vida existe en Palestina. Que existen Centros Culturales, pero también cultura popular. Que las laudes siguen sonando.

La música se vuelve una metáfora: pueblo que canta está vivo. Y como la música es emoción quien mira la película vive emocionado todo lo que dura. No hay un solo minuto de desperdicio. Por cierto no todo es música. Es también un recorrido por las ciudades buscando a los cantantes. Y vemos por las calles modernidad y tradición mezcladas. Mujeres con velo y sin él. Viejos improvisadores con raperos que siguen creando con la misma técnica aunque con distinto ritmo.

Y es que como dice Mahmud Darwish, en Palestina todavía se muere de muerte natural. No todos mueren en bombardeos. Pero también se vive, se trata de vivir, de forma natural. Los muchachos enamoran a las chiquillas. Se come pan todos los días y sobre todo se canta. Incluso las agresiones israelíes son fuente de inspiración para los músicos como esa canción donde se narra el paso diario por el checkpoint, que de alguna manera le da título al documental. Es un sitio donde los soldados invasores te maltratan. Pero también es un espacio de encuentro de los palestinos. Y uno puede bien encontrar un par de ojos por los que valga la pena perder la identidad.

Hoy estoy alegre. Hoy quiero hablar de la fuerza que tiene la vida para seguir vivía. Y recomendarles a todos que vean la película.



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