No pienso hablar del canto del chino o del baile de los ladrones. Mi blog en La Mula está dedicado al canto popular y a ello me aboco.  

Y es que no son pocas veces las canciones que los autores populares han dedicado a esta costumbre nuestra de elegir a quien nos va a robar y hasta matar cada cuatro (municipales) o cinco (presidenciales) años. Que hasta ahora el gobierno más democrático que me ha tocado vivir fue un gobierno militar que nadie eligió. Y ojo que no soy velasquista, he dicho que es el más democrático porque la verdad que la competencia es fácil.

La cosa viene de antiguo. La poetisa Esmeralda González Castro (1902-2004), que firmaba sus colaboraciones periodísticas a El Comercio como Serafina Quinteras escribió la letra jocosa de este vals, grabado más tarde por Los Troveros con el título de “Parlamanías”. Es una burla a los insólitos proyectos que se presentan en el parlamento (“Tenemos mil planes de todo tamaño/ de todo calibre, de toda extensión”). Pero sobre todo a las promesas que se hacen en estos tiempos electorales (“Haremos casas de ochenta pisos/ ómnibus nuevos, más de cien mil”). Y por cierto que nadie pensaba meter esos 100,000 ómnibus en una sola avenida ni pintarlos todos de azul. Era el puro gusto de exagerar, como bien saben hacer los candidatos, lo que movía a doña Serafina.

Por lo demás las promesas en estos tiempos municipales son más vanas aún. Los alcaldes terminan, irreparablemente, dependiendo de las posibilidades que le brinda el gobierno central. Varias veces hemos visto cambiar las leyes para favorecer, o sobre todo para perjudicar, a un alcalde que no es del gusto presidencial. Ya Manuel Atanasio Fuentes publicó en la edición del 19 de febrero de 1868 de su periódico El Murciélago un proyecto de Constitución que decía: “En todos los pueblos habrá municipalidades sin rentas y sin las atribuciones necesarias para mejorar su situación material y cuyos miembros estén bajo la obediencia de las autoridades políticas”. Si bien las cosas han mejorado desde entonces hay quienes siguen pensando que Lima es el Perú.

Muchos años más tarde viene el texto de Eugenio Vicuña Yacarine (Lima, 1956-1984). Eugenio fue un incansable promotor de la cultura popular, del arte y el deporte. Sobre todo en San Martin de Porres, donde fundó asociaciones culturales donde enseñaba a tocar diversos instrumentos musicales. Su canción ha sido popularizada por Los Cholos en el disco Kachakaniraqmi. Su letra ya no sólo critica las elecciones y sus promesas, sino que lo hace desde una opción por los pobres.

Comienza narrando la historia de una negra que voto por los patrones “Me han dicho que la Francisca votó por los patrones/ ¿Si? Por los patrones, ¡mujer!”. Luego generaliza el tema para decir que fueron muchos los que “regalaron su esperanza al que a todos ha estafado”. La situación posterior es una desmoralización general y la idea de que a este mundo nadie lo cambia, nadie lo salva. Pero la canción termina con un grito de esperanza. Y es que, más allá de las elecciones, la lucha no es en las urnas sino en las calles: “Con el voto no acabó, la lucha recién comienza/ Agrúpate con valor, acaba la indiferencia / Únete con tus hermanos y el pueblo vencerá”.

Jorge Millones empieza su caminar por las cuerdas de la guitarra cuando estudiaba filosofía en San Marcos. Nunca lo he visto en Centros Musicales (no se si va o no, nunca lo he visto). Pero toca en locales de izquierda y en espacios de la lucha popular. Su último disco es el más filosófico. Desde el título: “Crítica de la miseria pura”, bastante kantiano la verdad. Tiene hasta una canción dedicada a Nietzsche.

El disco termina con un tema que llama “Votar la basura”. Un lindo juego entre votar y botar. La canción continúa con ese juego porque “Estas elecciones/ yo voy a botar/ toda la basura/ que nos quieren dar” y continúa haciendo un paralelo entre el acto electoral y la opción por la lucha (“Quién dijo que el pueblo/ no sabe luchar/ ya vera el poder/ lo que va a pasar”) y la construcción del poder popular (“Porque en este barrio/ estamos construyendo/ poder popular”).

Escuchar a Jorge Millones después de haber escuchado a Serafina Quinteras supone un recorrido por los lenguajes de época. Jorge habla de “licitaciones” o “corrupción”, que Serafina no hubiera usado no sólo porque no son palabras muy poéticas sino porque no eran tampoco comunes en la política. Pero, además, porque las campañas electorales han cambiado. Si antes se hacían ofertas exageradas y doña Serafina nos dice que de entrar al parlamento “las carreteras correrán solas” ahora los votos se compran: “Estas elecciones ya comienza el circo/ te van a comprar/ con una promesa un kilo de azúcar/ o con plata más”. Así está nuestro país.

Aquí la versión del disco, en la que Jorge comparte la voz con PedroMo, aquí:

Una versión en vivo:

Y ahí me quedo. No quiero entrar al tema de definir que candidato debe ganar. Con tal que no sea de Solidaridad Nacional… ni en Lima ni en Cañete.