Si se calla el cantor/ Calla la vida 
(Mercedes Sosa) 

Pero es posible que alguien quiera hacer callar al cantor. Sobre todo cuando dice “Yo no canto por cantar/ ni por tener buena voz,/ canto porque la guitarra/ tiene sentido y razón” como decía Víctor Jara. Al cantautor chileno lo regaron de balas: 44 en total. En el Perú podríamos recordar a Eugenio Vicuña Yacarine, autor de “La Francisca”, canción rescatada por Los Cholos, que no llego ni a los 30 años. Pero ¿son necesarias las balas para matar? O ¿se puede obligar a morir sin necesidad de matar? 

En una entrega anterior, comentando un tango de Discepolo, dije: “Alguna vez tendremos que hablar de sus ideas y sus ideales. Es un verdadero mártir, la derecha argentina lo obligó a morir”. Y puse obligó a morir en vez de mató porque no hubo nadie que empuñara un arma. Médicamente el músico argentino falleció de muerte natural. Humanamente no es tan cierto.

A diferencia de Jara, Discepolo no tenía ninguna militancia partidaria. Su espíritu era más rebelde que revolucionario y difícilmente hubiera aceptado una disciplina. Pero sus canciones hacen evidente su disgusto con una sociedad injusta.

Era un poeta de excepcional talento. Era un tipo frágil, con un sentido trágico de la existencia. Se podría decir que era un pesimista, que veía la vida como una porquería “en el 506 y en el 2000 también”. Pero un escritor aunque escriba acerca de la falta absoluta de sentido de todo lo que existe, aunque sienta que Dios es una ausencia y que el amor se ahogó en la sopa, no es pesimista. Si lo fuera, no escribiría. No escriben los desesperados. Escriben los que creen en decirles a los demás las cosas en que creen, lo que les pasa, sus desengaños, o hacerles saber que todavía hay rendijas por las que se filtra una alegría inesperada, sorpresiva, que da aliento y permite seguir.

discépolo, al centro (www.educ.ar)

La profundidad de su pensamiento siempre llamó la atención. Al punto que los poetas del lunfardo Dante Linyera y Carlos de la Púa definieron a Discépolo como un autor con filosofía. Oscar Conde en su libro Poéticas del Tango dice que Discépolo es alguien que ha reflexionado acerca de la creación y también acerca del mundo y la realidad del hombre contemporáneo. En la presentación de un libro que compila los tangos de Discépolo, Jorge Telerman califica su obra diciendo que más que revolucionarias letras de tango, o que el humor de un filósofo en clave poética, un cancionero de Discépolo es una radiografía del colectivo fantasma porteño. De la multitudinaria alma en pena que deambula, sabia, ávida e insaciable.

“Qué vachaché” es una abreviación argentina de la pregunta “¿Qué le vas a hacer?”. Se trata del reproche de una mujer interesada a su marido idealista. Pero es algo más, es una crítica a la mercantilización de la vida:

Lo que hace falta es empacar mucha moneda

vender el alma, rifar el corazón

tirar la poca decencia que te queda

plata, plata y plata... plata otra vez...

Así es posible que morfés todos los días

tengas amigos, casa, nombre... lo que quieras vos.

El verdadero amor se ahogó en la sopa,

la panza es reina y el dinero Dios


Hay pocos textos que definan mejor la dinámica capitalista que este de Discepolo: “la razón la tiene el de más guita” y “la honradez la venden al contado”. Y si es así entonces podemos decir con igual fuerza que todo es mentira. Todo es mentira porque el que te dice que tiene razón la tiene porque la compró, compró la razón, compró la verdad. Todo es mentira. Niega toda posible solidaridad: “No esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor”.

Al principio de su vida artística Discepolo fue muy influenciado por el anarquismo. Pero en 1951 encuentra otro movimiento político en el que la razón no siempre la tiene el de más guita: el peronismo. La relación de Discépolo con Perón dio origen a la audición radial "Pienso y digo lo que pienso", en la que dialogaba con "Mordisquito", un imaginario opositor al gobierno, y que fue un extraordinario suceso radial. Perón manifestó que su reelección en las elecciones del 11 de noviembre de 1951 se debió al voto de las mujeres y a "Mordisquito"

En sus charlas no mencionaba ni a Perón ni a Evita. Sólo en la última los menciona: “Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón ni a su doctrina. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado de un largo camino de miseria”.

Discepolo con su compañera, Tania, Lalo Scalise al piano, y musicos de su orquesta en 1936 (eltangoysusinvitados.com)

Como consecuencia de su voluntaria e incondicional adhesión a Perón, Discépolo sufrió el odio y el desprecio de la derecha argentina. Pero sobre todo el de los propios artistas. Podemos decir que lo mató la falta de amigos. Según Tania, su compañera de toda la vida, “Él pensaba que lo querían y lo despreciaron. Sintió mucho la falta de compañeros, de amigos que le dieran la mano. En fin, murió porque quiso morir”. No estoy de acuerdo. Lo obligaron a morir. 

discépolo visita a perón como parte de una comitiva de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (tangocity.com)

Orestes Caviglia, que había sufrido lo suyo, lo escupió en plena calle. Arturo García Bhur, actor oligarca, lo insultó. Le llegaban infinidad de anónimos agraviantes. Le llegaban paquetes con excrementos. Enrique era un flaco sensible, frágil, charlatán, jodón, pero chiquito y pura sensibilidad. No pudo aguantarlo. Entró en un profundo cuadro depresivo, llegó a pesar treinta y siete kilos Lo liquidaron en unos pocos meses.

Pero si tenía amigos. Uno de ellos Homero Manzi le escribió un tango. Otro, Horacio Troilo le puso la música. Aquí se los dejo:

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