Llega la Semana Santa y, seamos o no cristianos, tenemos que soportar que la televisión pase la misma película que ya hemos visto 122 veces. Propongo que esta vez hagamos un listín diferente. Sigamos viendo cine devoto pero mejoremos un poco la cartelera. 

1. La pasión según San Mateo de Passolini

Es una película ya sesquicentenaria. El año pasado cumplió sus 50 años. Dejemos que el propio poeta la explique. Doy dos citas que dejan bastante clara su propuesta:

"La mezcla de violencia mítica y de cultura práctica [...] de Mateo [...] proyectaba en mi imaginación una doble serie de mundos figurativos, a menudo relacionados entre sí: el fisiológico, brutalmente viviente, de la época bíblica [...] y el reconstruido por la cultura pictórica del Renacimiento italiano. [...] Nada me parece tan opuesto al mundo moderno como aquel Cristo afable en su corazón, pero 'violento' en su razón".
“Yo no creo que Cristo sea hijo de Dios, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino: es decir, creo que en él la humanidad es elevada, rigurosa, ideal. [...] Como escritor nacido de la Resistencia, como marxista, mi trabajo ideológico se dirige hacia el racionalismo, pero la idea de hacer esta película, debo confesarlo, es fruto de una furiosa oleada irracionalista".

Para la próxima semana ofrezco explicar porque le digo poeta a nuestro amigo.

2. La vida de Brian de Terry Jones

Bastante más reciente, de 1979. Bastante menos poética también. Pero mucho más divertida. Como se indica en el título, la película gira en torno a Brian Cohen, nacido el mismo día y prácticamente en el mismo sitio (la casa de al lado) que Jesús de Nazaret. Treinta y tres años después, Brian se une a una organización contraria a la ocupación romana de Judea (podría hacerse un remake ambientado en Iraq) y tras una serie de acontecimientos llega a ser tomado por equivocación como el salvador del pueblo judío, lo que le ocasiona, digamos, un pequeño problema con las autoridades. Aunque se trata de un tipo cualquiera, totalmente mediocre e irrelevante, la situación nos lleva a las polémicas provocadas por el fanatismo. Sátira de las fervientes creencias religiosas, los movimientos políticos revolucionarios y las grandes películas bíblicas. Muy propicia para después de 48 horas de películas de la Semana Santa televisiva.

3. La última tentación de Cristo de Martin Scorsese 

¿Te imaginas que alguien para ver una película tenga que recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos? Se trata de una película que ha traído evidente polémica. La Corte Suprema de Chile pensaba que está película “en el filme la imagen de Cristo es deformada y minimizada al máximo”. Algunos cinéfilos tuvieron que apelar al tribunal internacional. A diferencia de Passolini, la tradición de Scorsese es muy religiosa. Al punto que alguna vez quiso ser sacerdote. Basada en la novela de Nikos Kazantzakis, aunque con muchos cambios, la película explora la intensa dualidad de un Cristo al que se le ofrecía la posibilidad de vivir una vida muy alejada de su lado divino, en una existencia casi paralela. Es precisamente la confrontación entre lo humano y lo divino, la lucha interna entre lo que vive en nuestro interior de espiritual y de material, la esencia misma del cine de Scorsese, un cine profundamente existencialista y atormentado. Su Cristo mira en su interior con un salvajismo inusitado, y las heridas de su cuerpo, su sufrimiento físico, es al mismo tiempo espejo y representación de su aflicción y angustia interior. Cristo como parábola y metáfora del sufrimiento del mundo. Es una película muy religiosa, definitivamente la más religiosa de las tres propuestas. La censura tiene que ver con que sus gestores ni han leído la novela ni han visto el film, lo único que su cerrazón les permite ver son sus propios dogmas.