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Canción, tu nombre es mujer

Son 232 canciones de la costa peruana con nombre de mujer. Y no, no todas son de amor o despecho. Lo descubriremos en el nuevo libro de Irma Ella Carrasco.

Publicado: 2015-10-23

Una de las tantas injusticias de nuestra sociedad machista es que la mayor cantidad de poetas, tanto los académicos como los populares, son varones. Como compensación la mayor parte de personajes en nuestras canciones son mujeres. Es a ellas a las que dedicamos nuestro amor. Son ellas por las que sufrimos cuando nos abandonan. En otras latitudes la mujer que nos deja merece morir. “La cárcel de Sinsin” es un ejemplo de eso. En cambio en la canción criolla nos sentimos culpables y nos queremos morir aún cuando solamente se separe de nosotros en sueños como en el vals “Ay Raquel” de Augusto Polo Campos. Ese reclamo que algunos hacen de una falta de respeto a la mujer en la canción criolla es falso. 

Para los que estudiamos la poesía popular era necesario que alguien fijara un corpus donde estudiar la visión que tenemos de la mujer y del amor. Y eso es lo que nos ofrece la recopilación que ha hecho Ella Irma Carrasco: Cantos a la vida, al amor y a los amores contrariados (Fondo editorial de la UNMSM, 2015). Son 232 canciones de la costa peruana con nombre de mujer: “Alejandrina”, “Hermelinda”, “Mechita”, “Elisa”, “La morena Rosa Luz”, pasan recordándonos nuestros propios amores y conflictos. Sus vidas ficticias son un espejo de las nuestras verdaderas. Aunque a veces la canción no va dedicada a ella sino a su papá, es el caso de “Ay Maruja” de Miguel Correa Suarez: “Ay Maruja divina tu papá/ el carácter suyo es infernal/ es inútil quererse oponer/ a este amor de todo mortal”. Por cierto los varones no solo amamos a las mujeres como compañeras sino también como hijas y “Celeste” es uno de los mejores valses de Manuel Acosta Ojeda.

Pero en el libro vemos que la mujer no es solo para ser amada. Es también protagonista de la historia. Se cuenta con un valse de Mary Navarro dedicado a Micaela Bastidas y para la historia más reciente con otro de Ismael Contreras en homenaje a María Elena Moyano: “Mujer de estirpe, de obrera/ de canto mestizo, sangre de arenal”.

Además no solo es heroína cuando, como las ya citadas, mueren en la lucha social. Lo son también en su trabajo diario. Hay muchas canciones dedicadas a los distintos oficios que desempeñan las mujeres. En primer lugar, como es natural, a las amigas de los compositores, a sus colegas. Hay dos canciones dedicadas a Chabuca Granda y otras dos a Lucy Smith, la joven actriz de radioteatro muerta en un accidente en los años 50. Sería interesante averiguar quien fue Constanza, a quien Amador Paredes Liza “Parrita” describe como una animadora de la bohemia. Rolando Ramírez Vásquez “Mote” tiene una elegía a Luz Aguirre, “una de las voces más dulces que ha producido Piura”. Y esta es otra virtud del libro, no se queda en Lima, hay valses, tonderos, marineras, festejos y otros ritmos de la costa norte y de Arequipa.

Otras tantas mujeres tienen otros oficios que arman la cultura criolla: “Haydee, la buñuelera” (recopilada por Victoria Santa Cruz), “Leonor, la picantera” (de Victoria Santa Cruz), “La apañadora” (de Alicia Maguiña), “Felipa, la tomatera” (de Augusto Polo Campos). Pero quiero detenerme en una en especial, la prostituta. Si hubiera alguna ocasión propicia para faltarle el respeto a la mujer quizá sería a aquella que se dedica al oficio mas antiguo del mundo. Pero la canción que Ismael Contreras dedica a “La Nené” es todo lo contrario. Es la añoranza que hace un hombre a su iniciación sexual de adolescente: “Me inició la Nené/ en el dulce danzar del amor/ agradezco su mirada/ su ternura comprensiva/ con mis sueños cuando tuve dieciséis”.

Ella Irma Carrasco ha dedicado prácticamente una vida a recopilar canciones tanto de la costa como de la sierra, aunque más las criollas que las andinas. Su labor como trabajadora social y profesora universitaria la ha llevado a varios sitios y siempre con un lapicero y un papel apuntaba las canciones que mas le gustaban o las que tenían el nombre de sus familiares. Curiosamente su madre, igual que la mía, se llama “Elisa”. Tiene ya más de mil en su cuaderno y sigue trabajando en lo mismo. Hace 5 años tomo la decisión de forjar este libro y ha contado con la colaboración de muchos criollos amigos. Ella menciona a Wendor Salgado y Fred Rhoner, de la Catedral del Criollismo, a sus amigos del Centro Musical Breña, a Segundo Froylán Flores Casas que figura como coautor del libro porque ha hecho la transcripción al pentagrama y a los acordes de guitarra y a varios más.

No es solo un aporte a los investigadores sino a todos los amantes del criollismo. Muchas de estas canciones ya no se difunden en la radio y algunas, como las de Ismael Contreras que he comentado, ni siquiera están grabadas en disco. Son piezas que solo se escuchan en los Centros Musicales, que no tienen difusión comercial. Como dice la propia autora el objetivo es “que se conserven en la memoria de la ciudad, que sean reconocidas por su letra y también que puedan ser interpretadas”, en una palabra que no perdamos nuestro patrimonio cultural.

Por último mencionar la belleza del libro como objeto. Su buen diseño, adornado de un cuadro de Oscar Allaín, pintor criollo ya con 93 años encima y que sigue pintando, sigue cantando.

La presentación del libro será el sábado 24 a las 11 de la mañana en la Casona de San Marcos (entrando por Azangaro), con una buena rebaja ese día. Ella Carrasco está agradecida por el apoyo de San Marcos desde el Vice Rectorado de Investigación y el Fondo Editorial, “me parece estratégico que ellos se sigan comprometiendo con la cultura criolla” me comenta. A quien no pueda ir le recomiendo que escriba un correo a la autora a carrasco.ella@gmail.com


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