Sigo con este artículo el tema iniciado a partir de la navidad de Chumbivilcas festejada en la Plaza de Armas de Lima.
Esta vez no hablaré de todo un pueblo trasladado. Aunque sí. Pero a través de un representante. Que hay quienes hacen literatura para sí mismos y hay otros que le dan la palabra al mudo. Evidente referencia a Ribeyro pero también a Arguedas y por cierto a Ernesto Sánchez Fajardo, el Jilguero de Huascarán.
Como muchos de nuestros mejores poetas populares pertenece a la generación del 50. Sus composiciones, abarcaron diversos géneros musicales: el pasacalle, el vals andino, la danza, el huayno y la chuscada, todos con hondas raíces populares tradicionales. En sus letras denunció las injusticias sociales pero, sobre todo, a partir de las luchas que contra ellas se desarrollaron: “Si reviviera Luis Pardo/ el gran Amauta y Atusparia/ no habrían tantos abusos/ con la clase proletaria” (“Verdades que amargan”). Pero también a la reivindicación de lo andino norteño (“Soy Ancashino”). Si vemos a los héroes citados líneas arriba nos damos cuenta de que dos de los tres son ancashinos. Además en su vestimenta imitaba a Luis Pardo.
Comenzó temprano su carrera artística, a los 14 años. Con el trío “Los hijos del sol”. Pero lo hace en Lima, es parte del proceso migratorio. A eso se refiere cuando canta “A buen gallo se conoce/ cuando canta en barrio ajeno” (“El buen gallo”). Además se nota aquí una diferencia entre la canción norteña y la ayacuchana, por poner un ejemplo. El buen humor. Hasta las canciones de mayor protesta son hechas con alegría.
En 1949 participa en el Festival de San Juan de Amancaes función promovida por la Municipalidad del Rímac donde recibe diploma de honor y medalla de oro al primer puesto, en mérito a su destacada interpretación, presentación y vestuario típico. También incursionó como productor de programas de música andina siendo el más trascendental el programa denominado "El Cantar de los Andes" por Radio Agricultura.
El 20 de Mayo de 1968 convoco una manifestación en la Plaza San Martín a favor de una serie de reivindicaciones ancashinas. Ahí se logró la fundación de la Universidad Técnica de Ancash, anhelo desde 1899. También se pedía libertad para los presos. De ahí es su chuscada “Clamor ancashino”: “Basta de abusos con los pueblos/ basta de engaños y de oposiciones/ que con los estudios superiores/ no abundarían los miserables”
El gobierno de Velasco fue uno de los pocos que tuvo una política cultural forjada desde los propios artistas populares. El Jilguero de Huascarán fue representante de los artistas folclóricos a nivel nacional, en la Comisión de 1970 encargada de proponer la primera legislación y reglamentación de espectáculos en el Perú, que incluía cine, radio, televisión, hípica, tauromaquia, deporte, arte y folklore. En el año de 1972 conformó la Comisión para la elaboración del DL N° 19479 la primera "Ley del Artista", ese mismo año forma parte de la Comisión de elaboración del reglamento de derechos sociales del artista nacional.
Tuve el gusto de conocerlo en 1979 en la Asamblea Constituyente, donde llego en las listas del FENATRACA, un movimiento regional puneño. Son de su redacción los artículos 34 y 35 de esa Constitución:
Artículo 34.El Estado preserva y estimula las manifestaciones de las culturas nativas, así como las peculiares y genuinas del folklore nacional, el arte popular y la artesanía.
Artículo 35.El Estado promueve el estudio y conocimiento de las lenguas aborígenes. Garantiza el derecho de las comunidades quechuas, aymara y demás comunidades nativas a recibir educación primaria también en su propio idioma o lengua.
Por cierto no solo es autor, sino también intérprete. Una de las canciones que mejor cantaba es, por cierto, “El Provinciano”, vals de Juan Sixto Prieto y Laureano Martínez Smart que me recomendó hace algunos días Jinre Guevara en la grabación que hizo su paisano. Corro traslado de la recomendación a los lectores. Escuchar el vals en tonada provinciana le da un sabor muy especial.
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