No hay nada más difícil que construir algo inédito. Un poco de eso nos está ocurriendo a los que decidimos el experimento de las Zonas. Y esta nota la construyo desde esa práctica, no es imparcial. Pero tampoco es mentirosa, que para eso tenemos a Alan. 

Dialéctica de lo no partidario. Las Zonas no es un proyecto partidario. Eso no significa que no acepte militantes de partidos. Pero la dinámica en la que nos movemos es totalmente distinta. Los partidos de izquierda han perdido esa tónica social que los caracterizó en los 70, cuando no había elecciones. La cuestión electoral es omnipresente en el Perú y resulta sofocante. No se trata tan solo de que vaya a monopolizar la vida política durante los meses previos a la elección, o incluso todo el año previo, sino que lo hace todos los días. Las Zonas han decidido poner otra agenda. Hoy, en medio del proceso electoral, han impuesto otro punto de agenda: el TPP, sobre el que ningún candidato se ha pronunciado. Hay compañeros que han preferido ir a sus partidos porque tienen otras prioridades. Las puertas están siempre abiertas, tanto para salir como para regresar.

Dialéctica de lo heterogéneo. Es evidente que no es lo mismo militar en la Zona 5 (San Isidro, Miraflores, Barranco) que en la 14 (Puente Piedra, Santa Rosa, Ancón y una parte de Ventanilla). No lo es por muchos motivos. El primero es evidente, aunque todos seamos trabajadores no todos tenemos los mismos problemas y las mismas formas de enfrentarlos. Hay zonas donde la preocupación por lo barrial o el contacto con los trabajadores sindicalizados es posible y necesaria. Hay otras más mesocráticas que, alejadas de los problemas inmediatos, son las que han estado convocando los plantones en solidaridad con Máxima o con Tía María. Pero no es sólo eso, las capacidades comunicativas, la experiencia social, todo es distinto según cada barrio. Las Zonas agrupan al conjunto de los trabajadores y son tan diversas como ellos.

Dialéctica de la autonomía. Si bien cada zona es autónoma y puede movilizarse por sus propios intereses hay una organización común que las agrupa. Las asambleas interzonales sirven para eso. Esto es quizá una de las novedades mayores. En los partidos las células, comités o como se llamen acatan lo que la dirección dice. En las zonas no hay tal dirección. El crear algo nuevo se tiene que someter a la práctica del ensayo-error. Un debate que se da al interior es hasta donde es posible que una zona entre en movilizaciones en las que otras no están de acuerdo. Eso pasó, por ejemplo, con las marchas contra la TV basura. Fueron largas semanas de debate porque dos zonas habían decidido participar y las demás no. Una compañera de la zona 9 decía que si se permitía marchar contra la TV basura después se podría marchar por un candidato. Costó trabajo crear la confianza necesaria.

Dialéctica de la horizontalidad. En las Zonas no hay dirigentes. Algunos, a partir de eso, piensan que las asambleas interzonales deberían ser totalmente abiertas y cada uno hablar como individuo. Pero las vocerías son necesarias. Si bien es cierto que, teóricamente, todos los zoneros podemos asistir en la práctica no es lo mismo para alguien de la zona 1 (Lurin, Punta Hermosa, Punta Negra, Pucusana) que de la 9 o 10. La mayoría de las asambleas se hacen en estas últimas zonas, o en Breña o en el Cercado. Curiosamente los que se oponen a las vocerías son justamente los que viven en espacios más céntricos. En la última asamblea una compañera de la zona 14 se veía angustiada porque había que llevar hasta Puente Piedra a menores de edad. Que las reuniones sean hasta casi la medianoche no ayuda.

Dialéctica del consenso. Una aspiración de las zonas es que no haya votaciones. Que todo sea por consenso. Parte de la idea de que no se puede obligar a nadie. Pero ¿realmente es posible? A veces resulta paralizante. Sé de una zona que no acepto siquiera discutir el tema del racismo porque alguien se opuso. Pero, en fin, es parte de un aprendizaje.

En estos días se han publicado uno o dos artículos escritos desde afuera de las Zonas y que, por eso mismo, no comprenden la dinámica de ellas. Por eso sentí la necesidad de dejar claras algunas cosas. Seguramente hay mucho que corregir, mucho que aprender (el que yo sea viejo no me impide aprender). Pero lo vamos a hacer, ha nacido un nuevo movimiento social y ha nacido para quedarse.

Post Scriptum: Después de escrita mi nota la compañera Marlene, de la zona 2 me hace un comentario. Lo copio tal cual, incluso con su ortografía: “lxs vocerxs transmiten los acuerdos de asambleas e informan lo tratado en interzonal es y reus con colectivos, tienen capacidad de decidir en cuestiones operativas (fechas, lugares, etc.) si es que la zona no lo ha discutido antes. Pero tenemos comisiones y sus miembros también van a las distintas reuniones con otros colectivos y espacios, además a veces van miembrxs de la zona en lugar delos vocerxs cuando estos no tienen tiempo. Es una responsabilidad rotativa no es la imposición temporal de algunxs cuántxs. Y sí, el tiempo y los recursos no les alcanzan a todxs siempre para ir de Villa El Salvador a la avenida Arequipa y regresar a las 12pm con lo peligroso que es. Por eso nos rotamos y delegamos, primero recae en lxs vocerxs y si no pueden o si alguien más quiere y puede en otrxs”.