El 8 de marzo se realizará el primer paro mundial. No son los mineros, no son los obreros de la construcción. Son las mujeres. Todas. Las que se dedican a los cuidados dejarán que sean sus maridos los que cocinen. Las que a la producción dejarán que los hombres sigamos trabajando. Ellas pararán. Entre ellas Angela Davis.
Yo no creo en el amor eterno. “Lo único eterno es el cambio” decía el gran Acosta Ojeda. Pero debo confesar que he sido fiel a algunas mujeres: Sor Juana Inés de la Cruz, Flora Tristán y, entre otras más, Angela Davis. Es cierto que he sido fiel también con algunos hombres, pero no es de ellos que me toca hablar hoy.
Davis ha publicado hace poco un libro, Una lucha sin tregua se llama. Por supuesto que no lo he leído. Al Perú llegan los libros con atraso y los de crítica radical suelen no llegar. Tendré que esperar que llegue a la web como Mujeres, raza y clase. Pero cuando yo comencé a pensar en el cambio social, hace ya medio siglo, ella ya estaba ahí, hecha un símbolo. Y hasta ahora sigue. Así que una lucha sin tregua es una frase que bien puede definirla a ella misma.
Comunista desde 1968, año por lo demás importante en la historia de nuestros pueblos. Entra después a la Panteras Negras. Encarcelada en 1970 acusada de asesinato, secuestro y conspiración. Ella explica el verdadero motivo de la cárcel: “Se buscaba a través de mí mandar el mensaje a muchas personas creyendo que eso les disuadiría de implicarse en las luchas de liberación”. La experiencia de muchos años me lleva a creerle. Pero también hay que pensar que la mayor parte de los presos en Estados Unidos es negro.
Una lucha sin tregua. Una lucha múltiple además. Los derechos de los negros y los de la mujer en primer lugar. Sería mejor decir los derechos de la mujer negra. Porque una cosa que nos hace saber Angela es que no todas las mujeres son iguales. Y que hay combinaciones explosivas. Que la mujer blanca no puede darle el recetario de su liberación a la negra o a la musulmana. Hay, ¡ay!, de todo hay en la villa del Señor, mujeres francesas que en nombre de la liberación se unen a Valls para reprimir el velo o la burka cuando está claro que no se redime a la mujer con la fuerza policial o expulsándola del colegio. Ella misma describe como fue la recepción del feminismo blanco por las mujeres que no lo son:
Fuimos muchas las que consideramos en aquella época el movimiento feminista como un movimiento demasiado “blanco” y demasiado “clase media” como un movimiento “demasiado burgués”. El combate por los derechos de las mujeres va más allá de “excluir” a las mujeres no blancas de la categoría “mujeres” y de esta forma su feminismo será estudiado a través de lo que se llaman las “teorías y prácticas feministas de las mujeres no blancas.
Pero no se queda en ese tema, que ya sería tremendo. Su permanente solidaridad con el pueblo palestino. Su lucha por la eliminación de las cárceles. El haber encabezado la gran marcha de las mujeres contra Trump. Es una mujer que permanentemente está en crisis, en el sentido original de la palabra, κρίσις, cambio. Pero siempre en la misma dirección: anticapitalista. En momentos en que buena parte de la izquierda se ha olvidado de la perspectiva utópica, ella está ahí dale que dale. Será que ya somos viejos para cambiar.
Según Angela Davis, la búsqueda de la emancipación supone una visión global de lo que el racismo y el capitalismo implican para la vida de los no-blancos y de los pobres; especialmente, en términos económicos, educativos o represivos. La defensa de las luchas colectivas progresistas -contra el racismo y el sexismo, la represión policial y el encarcelamiento, las desigualdades sociales y la explotación capitalista- necesariamente se articula con una crítica al individualismo capitalista.
El movimiento contra las cárceles en Estados Unidos es parte de la lucha contra el racismo. William Edward Burghardt Du Bois (1868-1963) señalaba que la lucha contra el régimen de prisiones es una continuidad de la que se dio contra la esclavitud. El 60% de los presos en los Estados Unidos es negro y podemos afirmar que son muchos más que los esclavos que había antaño.