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Foto:  ZONA 9

19 DE JULIO: 40 años después

Nosotros, los de entonces, siempre somos los mismos

Publicado: 2017-07-13

Cuando Tania me dijo que habían pasado 40 años desde el Paro Nacional de 1977 me volví a sentir viejo. En cambio cuando me dijo que querían rendirle un homenaje me sentí joven. Si la nueva generación cree que hay algo que homenajear en nuestras luchas, si las considera validas, entonces hay una sintonía entre nosotros y ellos que nos revive. Sobre todo si consideramos que la generación intermedia, esa que es hoy la izquierda del Congreso, no pierde ocasión de criticar el supuesto violentismo de los 70 (ya volveremos al tema). 

¿Qué sigue igual y qué ha cambiado? Bueno, comencemos con la CGTP. Igual que ayer hay que diferenciar la burocracia sindical de la organización propiamente dicha. Hay algo que no ha cambiado en la burocracia. Su espíritu de conciliación. Y algún parecido tiene los motivos. Hace 40 años los dos PC (Unidad y Patria Roja) actuaban un poco como embajadas de Moscú y de Pekín. Gobierno bueno era el que tenía relaciones con el “mundo socialista”, malo el que no las tenía. Detrás de esto había una concepción de revolución. La “vanguardia revolucionaria mundial” eran esos países. Hoy ya no piensan en utopías pero siguen pensando en los “buenos gobiernos”. El voto por Fujimori, Toledo, Alan, Ollanta, Kuczynski ha sido eso: “hay que votar por el buen gobierno para que no entre el malo”.

Pero la central sindical no es solo su burocracia. Hay una clase trabajadora organizada en el epicentro mismo de la organización. Quien quiere abandonar la central sindical porque la burocracia es conciliadora en realidad no está luchando contra ella sino que la favorece. Le regala la organización de los trabajadores. Esa era la propuesta de Patria Roja hace 40 años, con el CCUSC, dirigido sobre todo por el sindicato magisterial, querían formar una nueva central sindical “clasista”. Pero ese no fue el camino que seguimos los trabajadores. Nuestro camino pasaba por la unidad de la clase.

La unidad de la clase no supone acatar lo que diga la burocracia. El 1° de mayo de 1977 Gustavo Espinoza Montesinos (primo de ya sabemos quién), dirigente de la CGTP de entonces comenzó su discurso hablando a favor del gobierno. La plaza gritaba “Paro Nacional”. La “guardia obrera” agredió a los que más gritaban (metalúrgicos, calzado). Y la plaza seguía gritando. Al final del discurso, nadie sabe cómo de las premisas dichas salió la conclusión, ofreció consultar un llamado al Paro Nacional. La clase es la que tomo la dirección de la central.

Fue la lucha también la que impulso una unidad más amplia que la propia CGTP. Había sindicatos y federaciones que no estaban en la Central. Entonces se formó el Comando Unitario de Lucha. Pero, además se dio una unidad por abajo: Comités de Lucha en los distintos conos. Lima fue bloqueada. En las provincias ocurrió algo parecido. Sin embargo no voy a hablar de las provincias porque estoy escribiendo desde mi memoria.

Evidentemente eso no ocurre todos los días. Es necesario que los sindicatos tengan una fuerza que hoy no tienen. Pero, como comentaba en un artículo de hace tres años, la vida no acepta vacíos. Durante la lucha contra le ley de empleo joven nacieron Las Zonas como sucedáneo de los sindicatos debilitados. No fueron en este caso trabajadores fabriles, ya que quedan pocas fábricas después de revertido el proceso de industrialización. Son más bien profesionales o compañeros en vías de profesionalizar. La clase trabajadora es heterogénea. Por eso consignas como la que pide un nuevo paro de la CGTP son solo un intento de revivir el pasado. Dada la composición de los sectores movilizados es más fácil tomar el centro de Lima que los conos que la circundan.


ALGUNAS REFLEXIONES DEL PROCESO

Un elemento importante en todo este proceso fue el papel de la mujer. Una amiga me decía que las mujeres “servían el té en los partidos de izquierda”. Eso no es tan cierto. Y no porque no hubiera machismo en la izquierda sino porque las propias compañeras se sabían hacer respetar. El despertar de clase estuvo muy ligado al despertar de género. Eso supuso que las mujeres comenzaron a tomar papeles que les habían sido negados. El caso más significativo el de Delia Zamudio que llegó a la Secretaria General de la Federación de Laboratorios. Delia era una mujer aguerrida. Recuerdo la vez que le quisieron robar el reloj en los alrededores de la Plaza 2 de Mayo. El ladrón terminó agradeciendo la llegada de la policía que lo salvó de la terrible paliza que la compañera le estaba ofreciendo a cambio de su reloj. 

Y ya que estamos en esas hablemos de nuestra supuesta “violencia”. Claro que hubo violencia en el Paro Nacional. Bloquear la carretera central con grandes rocas es un acto violento. Pero era una violencia organizada. Todos los que participábamos sabíamos hasta donde podíamos y queríamos llegar. Y cuando digo “todos” no me estoy refiriendo a una vanguardia. Ya he contado el caso de la viuda que abandono el velorio porque tenía que ayudar a bloquear la carretera. Es después, en la década del 80, que aparece con fuerza Sendero Luminoso. Pero SL no participó en el Paro, al que tildo de “revisionista” porque lo llamaba la CGTP. Nunca supieron entender el movimiento social más que como un juego de cúpulas. Al final cuando las dos torres o cascarones se encontraron (Guzmán y Montesinos) terminaron pactando.

Para nosotros el movimiento social lo era todo. Era la razón de ser de nuestros partidos. Incluso el Estado estaría puesto al servicio del movimiento social. Por eso nuestros congresistas eran sindicalistas de la ciudad o luchadores campesinos. Nunca hubo más obreros en el parlamento que en la Constituyente de 1979. La comisión de trabajo de la Asamblea era de puros sindicalistas, de izquierda o del APRA. Pero su trabajo no era hacer una Constitución o dictar una ley. Eran voceros de las luchas populares al interior del Congreso. Estaba claro que la Constitución que nosotros queríamos: socialista, democrática, ecologista, feminista no saldría de ahí así que el debate poco importaba. Lo que si era importante era la inmunidad parlamentaria, muy útil para enfrentarse a la policía en las movilizaciones.

Luego vino el golpe de Fujimori y las cosas cambiaron. Ahora si la izquierda parlamentaria parece parlamentaria, no sé sí parece de izquierda. Pero desde Las Zonas, desde la calle, se está construyendo otra cosa. Y a eso apuesto porque en la Zona 9, Mirella dice, somos tercos.


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Me sale espuma

"Quiero escribir, pero me sale espuma"