Lisístrata: huelga de mujeres contra la guerra
La primera huelga de mujeres fue en el 411 a. C. La lucha continúa
Este 8 de marzo en varios países se llevara a cabo un paro de mujeres. En el Perú será una marcha encabezada por las víctimas del fujimorismo. Esta combinación de mujeres que paran y de mujeres víctimas me hizo retroceder en el tiempo hasta el mundo griego. Es ahí donde se llevó a cabo la primera huelga de mujeres y fue contra la guerra. El suceso lo narra Aristófanes en su comedia Lisístrata. En 411 a. C., Aristófanes pone en escena esta comedia en la que las mujeres atenienses y espartanas, hartas de la guerra del Peloponeso, idean un plan para que sus maridos dejen de luchar: una huelga de sexo. Contada desde la perspectiva femenina, Lisístrata nos muestra a las mujeres en acción en una inversión de roles
Este artículo tendrá dos partes. En la primera hablare de la relación entre las mujeres y la violencia. Relación tan larga como la historia misma. En la segunda recordare como las mujeres griegas hicieron la primera huelga de mujeres.
MUJERES Y VIOLENCIA
La Ilíada es un clásico de la literatura griega y se supone un paradigma de la cultura occidental. Es el relato de una matanza cruel entre dos pueblos para saber a cuál de ellos pertenece una mujer: Helena. ¿No hubiera sido más fácil pedirle a ella que decida? Las mujeres no tienen decisión: la disputa violenta y la mujer como objeto de posesión es un modelo que se ha seguido hasta nuestros días. En el caso de La Ilíada se llega a extremos que podríamos tildar de pornográficos.
Pero no todos los varones somos belicosos. Hay algunos que tienen mucha generosidad. Capaces de proteger a sus huéspedes. En la Biblia, la otra fuente de nuestra cultura, hay varios ejemplos de esos. En uno para salvar al huésped alguien ofrece nada menos que a su hija, total no tiene nada de extraño que se viole a una mujer. Aunque debería.
Cuando estaban gozosos he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando la puerta y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa para que lo conozcamos. Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No hermanos míos, os ruego que no cometáis mal; ya este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esa maldad. He aquí mi hija virgen y la concubina de él; yo os las sacare ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca y no hagáis a este hombre cosa tan infame (Jueces 19: 22-24)
En la invasión española a nuestro continente no les fue muy bien a las mujeres. El cronista Diego de Landa en su Relación de las cosas de Yucatán cuenta como el capitán Alonso López de Ávila capturó a una indígena que no quería dejarse violar por los soldados que nos traían la civilización cristiana. El castigo fue que se la coman los perros.
Han pasado 30 siglos desde los tiempos homéricos y la cosa no ha cambiado. La mujer sigue siendo un objeto. De 118 testimonios recopilados por la Comisión de la Verdad en el Establecimiento Penal de Mujeres de Chorrillos, en 30 casos las mujeres mencionan haber sufrido violación sexual mientras que en 66 casos dicen haber sido sometidas a otras formas de violencia sexual. Esto implica que aproximadamente el 81% de estas testimoniantes fueron víctimas de violencia sexual. En la misma base de datos existen 7426 mujeres que fueron víctimas de desaparición forzada, detenciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales. Por parte de Sendero la Comisión señala que durante las incursiones y acciones armadas que realizaba PCP-SL a las diversas comunidades, se produjeron violaciones sexuales contra las niñas y mujeres de la zona.
Pero ese no es el único daño que recibe la mujer. También es la separación temporal, mientras dura el conflicto, o definitiva, por muerte, de los seres queridos. De esto último es de lo que se queja Lisístrata al comenzar la comedia. Por eso organiza la huelga.
LA PRIMERA HUELGA DE MUJERES
En Lisístrata, Aristófanes crea una suerte de utopía en la que las mujeres toman el poder de la polis después de declarar una huelga de sexo para que sus maridos dejen de hacer la guerra de una vez por todas.
Es una de las más merecidamente famosas de Aristófanes, y también una de las más representadas y estudiadas. Producida en 411 a. C., en plena guerra del Peloponeso (431-405), esta comedia pone en escena el plan de las mujeres atenienses y espartanas para acabar con el conflicto bélico entre sus patrias. Este plan las coloca en un papel activo respecto de los asuntos de la ciudad que, en principio, les estaba vedado en la sociedad de entonces porque “las vuelve masculinas”. Como se señala al iniciar la comedia a la mujer no le es fácil salir de la casa porque ese es el ámbito que le pertenece. Hay una clara separación de los ámbitos de influencia de varones (la polis, la ciudad) y féminas (el oikos, la casa). Por eso en el primer diálogo, entre Lisístrata y Cleonica, está última dice:
les es difícil salir de casa a las mujeres. Una se afana con el marido, otra despierta al criado, otra acuesta al niño, otra le lava, otra le da de comer
Es también común en el teatro griego que los maridos recomienden silencio a las mujeres. Este es un tópico de todas las culturas clásicas. La misma recomendación hace Pablo en su epístola Ad Ephesios. Lisístrata misma hace referencia a eso. Narra que cuando las mujeres preguntan en el seno del hogar sobre las decisiones en la asamblea de varones el esposo las manda callar y ponerse a hilar. Pero ahora, en inversión de papeles, ellas, que han tomado el control de la situación mandan callar y escuchar a los hombres. La Lisístrata de Aristófanes, contrariamente a lo esperado por la masculinidad griega, tendrá mucho para decir, con esa combinación tan perfecta de sorna, claridad y justeza características del estilo del comediógrafo.
Para esta inversión las mujeres antes de hablar han tenido que derrotar a los hombres en la toma de la Acrópolis. Veremos, pues, cómo lo femenino se transforma en el factor constructivo esencial de esta comedia. Puesto que en el Partenón se guardaba el tesoro de Atenas, la segunda parte del plan de Lisístrata (etimológicamente, “la que disuelve los ejércitos”) consiste en tomar la Acrópolis, “para poner a salvo el dinero y que no guerreéis por él”, como le explica la heroína al Comisario. Hay aquí ya un paso mayor por parte de las mujeres: del dominio del hombre a partir del poder que les da el sexo (ámbito privado) se produce el desplazamiento violento hacia el Partenón (ámbito público).
En realidad esta división entre lo público y lo privado se nota como falsa en la comedia. El Comisario le reclama a Lisístrata por qué la mujer se arroga el derecho a opinar sobre la guerra cuando ella no participa en los conflictos. La lideresa responde que si lo hace. Las mujeres cumplen la función social de brindar a sus maridos hijos legítimos, que no sólo permiten la continuidad de la familia y de la ciudad generación tras generación, sino que también se vuelven soldados. El patriarcado está basado en la distinción entre el trabajo productivo y el de cuidados, cómo vemos en este diálogo en realidad uno no es posible sin el otro. Por otro el trabajo de cuidados, en el oikos, supone una permanente toma de decisiones que puede aplicarse también a la administración de la polis. Las mujeres tienen la misma capacidad de administrar que los hombres ya que, como plantea Lisístrata, “¿No os administramos nosotras siempre el dinero de la casa?”. Nueva intrusión de lo privado en lo público, las barreras resultan demasiado porosas.
Es hora pues de que no hayan callados. Que hablemos en igualdad de condiciones. O quizá sea hora de que hablen ellas más y nosotros las acompañemos en la marcha. Vamos para allá.
