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Marge Piercy: escritura de mujer

Por el día internacional de la mujer

Publicado: 2018-03-09

Marge Piercy es novelista. Tiene 16 novelas escritas. Entre las más afamadas están Alistados sobre la Segunda Guerra Mundial, Vidas entrelazadas una novela de aprendizaje situada en Detroit, La mujer al borde del tiempo que es una novela especulativa, utópica. La mayoría de relatos utópicos han sido escritos por hombres y tratan de sociedades muy racionales, planificadas en extremo. La de Piercy no. Se trata más bien de una revalorización de las actividades cotidianas, esas que tú o yo, personas de a pie, realizamos siempre. Sobre todo esas que tienen que ver con el ayudarnos los unos a los otros: ayudar a los niños, a los ancianos, a morir, a dar a luz. También habla de sexo, pero un sexo relajado, sin la carga de la familia tradicional.  

Lo opuesto a la utopía es la exageración de todos los males que se presenta en Él, ella, ello. El mundo ha seguido avanzando en la misma ruta de hoy y ya no hay capa de ozono, así que no se puede salir a la calle sin mucha protección. Las zonas agrícolas han sido inundadas por los océanos o se han vuelto desierto. Las grandes corporaciones asumieron el control de la sociedad y las elecciones son una distracción más. Frente a ello se presenta la ciudad de Tikva. Es un oasis verde en medio del desierto. Pero además es una ciudad muy animada. Las decisiones se hacen en común. En los hogares reina el matriarcado.

Pero si su novelística es interesante, la verdad es que yo prefiero su poesía. Estructurada desde la idea de Simone de Beauvoire de que la mujer se hace socialmente, no nace. Su poema “¿De qué están hechas las chicas grandes?” comienza diciendo que una mujer “Se manufactura como un auto deportivo/ Se remodela, reajusta y rediseña/ todas las décadas” En verdad la cultura, que es la que establece los roles de género, la que nos hace a los hombres y a las mujeres tal como “debemos ser”. Luego, en la línea de la poesía narrativa, nos cuenta la historia de Cecilia, una mujer hecha a la antigua

Nos visitó en el 68 y todavía usaba la pollera
ajustada por la rodilla y el mismo labial rojo oscuro,
mientras en Manhattan yo bailaba en minifalda
con los labios pálidos como leche de damasco,
y el pelo suelto como las crines de una yegua. Oh, queridas,
¿Me creí superior en aquel momento,
le pasara lo que le pasara a la pobre Cecilia?
Ella estaba fuera de moda, fuera de juego,
descalificada, desdeñada, des-
membrada del club del deseo.

En 1968 se produjo una serie de revueltas juveniles y huelgas obreras en todo el mundo. Como nunca se combinaron las revoluciones en los países coloniales (Vietnam) con las convulsiones juveniles (México, París) y las luchas de los trabajadores (Francia, Alemania). El movimiento de las mujeres cobro un gran aliento y en general un cuestionamiento de una cultura opresiva. Pero, al final, quedo establecida una moda, una “manera de ser mujer” que dejaba a Cecilia “des-membrada del club del deseo”. Curioso juego que realiza Piercy con la palabra que puede significar rota o retirada de una membresía según como leas el guion.

Desde esa posición va recorriendo varias figuras de mujer tal como la cultura les exige que sean, en el siglo XVIII o en nuestros días. Para terminar comparándola con la forma natural que los animales “se olfatean el culo” pero “sin miriñaque ni corpiño con push up/ sin extirparse una costilla ni hacerse liposucción”. Propone entonces que ese sea nuestra utopía: gustarnos en bruto, como se quiere a un bebe que todavía no se ha acomodado a lo que le manda la propaganda: “¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?” y este es el inicio de una serie de preguntas sobre cómo puede la mujer dejar de ser un objeto comercial para convertirse en una persona

¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?
¿Por qué íbamos a querer flagelarnos las blanduras
hasta hacerlas líneas rectas como un cuadro de Mondrian?
¿Por qué nos íbamos a castigar con el desprecio,
como si tener grande el culo
fuera peor que la codicia o la maldad?
¿Cuándo vamos a dejar las mujeres de estar obligadas
a ver nuestros cuerpos como experimentos de ciencias,
como jardines que hay que desmalezar
como perros que hay que domesticar?
¿Cuándo una mujer va a dejar
de estar hecha de dolor?

Para leer el poema completo puede acceder aquí


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Me sale espuma

"Quiero escribir, pero me sale espuma"