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Pedro Bocanegra y lo andino

Publicado: 2018-11-14

Lima siempre fue una ciudad andina. Buena parte de las grabaciones de Montes y Manrique son yaravíes, el descendiente mestizo del haraui. Todavía en 1937 se habla del yaraví como representativo de Malambo. Lo vemos, por ejemplo, en la pieza teatral “Del 96 al 36” de Eduardo Eckhardt Pastor. Aunque la mayor parte de la población de ese espacio ciudadano era limeña, y además morena, no parecen ser “ritmos negros del Perú” los preferidos entonces. Nuestros afrodescendietes en verdad se habían integrado totalmente a lo que podríamos llamar “cultura plebeya”. Si esto es así en Malambo, resulta más pronunciado en el Cuartel Primero. Ahí queda la “estación de segunda” del ferrocarril, donde se quedaban los migrantes andinos que llegaban a ser la nueva clase trabajadora de la ciudad. 

No es raro entonces que un compositor del Cuartel Primero, como Pedro Augusto Bocanegra, haya tomado lo andino como parte de su inspiración. No es raro que incluso haya producido un huayno titulado “A orillas del Mantaro”:

Quisiera tirarme yo a ese río
Para qué seguir sufriendo por ese amor
Si ella me engañaba
Con otro se ha marchado
Muy triste me he quedado
Solito, sin su amor,

El tema, como vemos, es recurrente en nuestra canción: si no me quieres, me suicido. Un sentimiento mucho más rural se da en “Entre los dos” donde se nos pinta un paisaje absolutamente rural

Rayó la aurora del claro día
la vespertina a alumbrar llegó
los pajarillos con alegría
cantan y silban trinos de amor

Es más, el personaje que protagoniza esta historia de amor/desamor no vive en casa, sino en choza: “En una choza de viejas cañas/ el viento azota con crueldad”. Vemos así una dicotomía entre la primera y la segunda cuarteta. Al principio se habla de “claro día”, “alegría”, “trinos de amor”. Es el espacio de la naturaleza, vital. Luego, al pasar al punto más personal, las impresiones cambian y se habla de vejez o crueldad. Es un mundo de soledades: “y después queda la soledad”. Sin embargo al final es el amor el que triunfa:

Ella me dijo: no te amrteles
ni te serenes con tanto ardor
que yo dichosa leo papeles
en que declaras tu fiel amor

Evidentemente el vals no se desarrolla en Lima sino en un ambiente más rural. Si bien es posible que aquí se escuchen “trinos de amor” no hay chozas ni vientos muy exagerados.

Aunque el vals “Celaje” es mucho más costeño (“El mar, el mar, el mar/ con su incansable oleaje) me llama mucho la atención su inicio: “Vengo a tus pies nevados/ cual las rugientes olas”. Diera la sensación de que quiere unir el mar con la cordillera.



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Me sale espuma

"Quiero escribir, pero me sale espuma"