No, no crean que se trata de una falta de respeto. Es, simplemente, un recordar la historia. 

La cultura griega que nosotros conocemos y estudiamos era ya bastante urbana. El único dios rural que tenían era Baco. Era un dios solar, nacía al iniciarse el invierno, luego crecía y el día de su muerte era también el de su nacimiento. Por eso decimos que las culturas agrarias tienen tiempo circular. Como todo dios solar su culto estaba ligado a la naturaleza: al ganado caprino y a la uva. Es por la uva que se relaciona con el vino.

Cada 24 de diciembre se festejaban las bacanales: las fiestas del dios Baco. Las mujeres se adornaban la frente con cuernos y se liberaban. Ese día, lamentablemente sólo ese día, el patriarcado dejaba de funcionar. Las mujeres salían de sus casas, subían al monte más alto y, por cierto, llevaban vino. Eran las bacanales.

Como la cultura romana es heredera de la griega el dios pasó de una a otra. Cambió de nombre: Dionisio. Así que cuando se cristianiza Roma ya había un dios que nacía. Por supuesto el día fue adoptado para el nacimiento del nuevo dios.

Pero eso fue un cambio radical a favor del patriarcado. Las mujeres no volvieron a salir de sus casas. Ahora son ellas las encargadas de servir en el hogar alimentos con altas calorías. Al fin y al cabo nacía el invierno. Como entre nosotros que tomamos chocolate caliente y panetón. Aunque aquí lo que comienza es el verano. Nuestra navidad es el 24 de junio.

Esas son las cosas que ocurren en todo cruce de culturas. Por ejemplo, nuestros instrumentos tubulares comenzaron a llamarse “zampoñas” al llegar los españoles, del griego zamphonia, que también es origen de la palabra sinfonía.

No puedo terminar sin desearles una feliz navidad. Si van a regalar piensen en un buen libro, por ejemplo Las bacantes de Euripides, donde está contada esta historia.