Estábamos acostumbrados a escucharlo cantar. Lo hemos escuchado en Santiago de Chile y en el Cerro San Cosme. Lo hemos escuchado cantar con Los Cholos pero, cuando ellos no estuvieron, siguió cantando. Por ejemplo en la fiesta por el triunfo contra la ley pulpín, que cantó a capela porque no logró comprometer acompañante. Para él el canto es un derecho humano: “Canta cuando así lo sientas/ no hace falta aprobación/ sólo escucha al corazón/ a la urgencia que lo enfrenta” dice en una de sus décimas recién estrenadas. Ahora podemos leer su musicalidad. Nos ha regalado un libro de décimas que, de verdad se nota, son de alguien que vive pegado a la música. 

Pero no es un canto solitario. Ni el que desarrolla con Los Cholos ni el que realiza por escrito: “Camino y siembro mis pasos/ aunque no son solo míos/ antes existieron ríos/ que forjaron estos trazos” dice otra de sus décimas. No es un canto solitario porque lo aprendió de los poetas populares. Él cita a Nicomedes Santa Cruz y Juan Urcariegui. Pero yo me atrevo a pensar que ya antes de entrar al colegio había escuchado las coplas cajamarquinas. Y estoy seguro que antes de escribir sus décimas las coplas (y las copas) habían pasado por sus labios.

Por cierto, la figura de la vida como río viene de Manrique y las coplas a la muerte de su padre, de Javier Heraud y sus poemas al río pero también su muerte en un río. Es una figura conocida. Pero la idea de los ríos en plural y para designar todo un pueblo que se mueve es de Arguedas. Y Jinre es de los buenos arguedianos, de esos que son capaces de discrepar con el maestro y de corregirla la plana pero para seguir construyendo un país de todas las sangres. Que José Carlos y José María, nuestros taytas, no quieren repetidores, quieren que se siga avanzando en el camino.

Hay una coincidencia entre el folclor cajamarquino y el costeño: en ambos se conserva la tradición hispana de la copla improvisada. Y la décima no es más que dos coplas siamesas. ABBA A C CDDC. Pero Jinre no es solo cajamarquino. Como decía su maestro Manuel Acosta Ojeda, es peruano total. Producto de un espíritu aventurero (de aventura intelectual pero también humana) ha recorrido el Perú. Y lo ha hecho no como turista sino acercándose a su gente, a su cultura. Y se ha comprometido con sus luchas. Hay varios poemas de coyuntura (“Keiko-décima”, “Décimas al Doctor”, “Para Nadine y Ollanta”, “Tres candidatos, tres…”). Pero también con la vida diaria: “Papa Amarilla y Yungay/ papa Blanca y Tomasa/ alimento de las casas/ en los campos siempre hay”.

Y por último pero no menos importante: Jinre cajamarquino, peruano total, también es limeño. Y es que como diría el tayta Arguedas “a la tierra de los falsos wiraqochas hemos llegado y la estamos cercando”. En realidad ya la hemos hecho nuestra. Y hoy, aunque se sigan llamándose “grones” hay más andinos que morenos en la barra de Alianza Lima. Por cierto Jinre es aliancista. Como lo fueron Nicomedes y Urcariegui. Como lo soy yo: “Hoy llegaste a la cima/ para enriquecer la historia/ corazón de La Victoria/ campeonaste Alianza Lima”.

Y, con ese sentimiento limeño nos ofrece un fresco de nuestra ciudad

¡Lima, capital peruana!

Con tus huacas tus balcones

mazamorra y picarones

costeña y también serrana.

Una décima me gana

Para decir con amor

¡No existe mejor cultor

de nuestra diversidad…

… que eres más vieja en verdad

que el turrón y el alfajor!

Gracias Jinre por tus cantos, los que se escuchan y los que se leen. Gracias por tu amistad tan generosa. Saludos de Paula.

POSTDATA. Uno de los mejores discos del año pasado fue el de Los Cholos en homenaje al charango. No seamos mezquinos, digamos de una vez que fue el mejor porque no solo fue disco sino libro. Y, sin embargo, los problemas de la circulación cultural en el país atentan contra él. He visitado dos o tres tiendas de discos y no lo he hallado. Cuando lo encuentre podré hacer una reseña. Es una deuda con mis lectores (si es que los tengo)