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Mary Soto, Lima, la soledad, la rebelión

Publicado: 2021-12-15

Las ciudades no son espacios de comunicación humana. Tampoco se establece en ellas una relación con la naturaleza. Marx, haca ya un par de siglos, denunciaba que el Tamesis había sido convertido en una cloaca. Violeta Parra describe su llegada a Santiago de Chile como un destierro: "Mi corazón en destierro/ latió lastimosamente" nos dice. Y es que en los pueblos chicos, en el caso de Mary es Canta, en el mio Chilca, nos conocemos todos y saludamos hasta al que no conocemos. En la gran ciudad todos somos extraños. Soto abre su libro Ayataki de mi quebranto con una reflexión sobre su relación con Lima:

Creo que de algún modo, siempre me sentí sola y excluida en una ciudad que no entendía, con mucha bulla y edificios. Sobre todo con gente que caminaba incesante con hielo en la mirada

El cuerpo es una constante en la poesía escrita por mujeres. Normalmente un cuerpo erótico. Pero en el caso de Soto es desde este cuerpo que se enfrenta a Lima. Si vemos los títulos la agresión recibida es clara. Es un cuerpo "fragmentado" "apretado y cerrado", "acuchillado". A veces los títulos resultan más descriptivos aún: "El hilo de la sangre corre por la frente". Y no es la sexualidad la protagonista del cuerpo sino los dedos: "como nata entre mis dedos/ caen las imágenes enredándose en mi piel".

Así el cuerpo, como bien dice Roland Forgues, cumple una función social. A veces recibiendo los tormentos de la ciudad: "Cual ánimas en pena/ rodando por cerros y matorrales/ mis pies deambulan/ por esta ciudad que me atormenta". Otras veces venciéndola.

Hemos cercado la ciudad
la gente nos mira
extrañada
algunos se alejan
asqueados
y repelidos
por nuestras ropas

Versos que nos traen a la memoria los que escribió Arguedas ante el nacimiento de Comas: "A la tierra de los falsos wiracochas hemos llegado y la estamos cercando". En otros poemas vemos otras huellas. Heraud, por ejemplo: "somos un río que crece y se encabrita" nos dice Mary.

Y es que Soto utiliza las armas de Marx y las de Parra para enfrentarse a la ciudad. Como Marx es rebelde. Pero, claro, desde una rebeldía nuestra, andina. Y así al cantarle a Ai Apaec, deidad de la cultura mochica, lo ve como "Guerrero de la alborada". Como Parra es cantora (aunque en este caso el canto venga por escrito).

Me atrevo
a las historias inventadas
a la gota de rocío
y su feroz delicadeza
a la fragancia del trigo
pan para mi pueblo

Nos atrevemos
a la sangre compartida

Y así como Parra no se olvidará jamás de su Ñuble, Soto llevará en la memoria permanente a Canta. Las referencias a su pueblo cierran el libro y yo aquí cierro mi comentario. 


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"Quiero escribir, pero me sale espuma"