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Cantautores

Salió el N° 2 de El Heraldo del Perú

Publicado: 2021-02-24

Es muy común que las revistas culturales se queden en el N° 1. Pensábamos, con tristeza, que El Heraldo del Perú era un caso más de esta norma. Pero Raúl Valdivia es terco. Y nos ha ofrecido un segundo número dedicado a los cantautores. Con ella no solo apreciamos como la canción criolla no ha muerto, tiene nuevos creadores, sino que además tiene diversos estilos de composición. La variedad enriquece

Fernando Rentería es el compositor travieso. Es el que recuerda que en su niñez quería ser “el señor que toca la campana del camión”, basurero. Pero, desde ahí, hace una crítica aguda a la sociedad adulta. El afán de superación, que lleva a los padres a designar profesiones a los chicos sin escucharlos. El afán de poder que hace que estos propios niños se olviden de sus sueños y, de grandes, quieran ser “Empresario… adulador/ de los grandes potentados/ de los brutos asesor”. Su diatriba va más allá de lo personal en otras canciones, pero no deja de ser travieso. Y describe “su país”, el nuestro, con todas sus taras y problemas, pero sin pesimismo, con cariño “es tan noble que a pesar/ que lo han saqueado sin piedad/ aún tiene fuerza y voluntad/ para luchar”. Quizá lo podamos describir como el pinta a sus amigos:

Estos frecuentes mataperros
Insufribles, majaderos
Que le resbala todo lo prohibido,
lo formal, lo establecido
que se burlan seriamente de lo serio
un insulto al buen criterio
¡Esos talesporcuales maldecidos!
Si señores, son… ¡Mis amigos!

Daniel “Kiri” Escobar nació en un barrio popular con fuerte presencia negra. Por eso, aunque nació a la vida musical en el rock, pronto llegó a una canción que está a medio camino entre lo criollo y la nueva canción latinoamericana. La influencia de Chico Buarque, Atahualpa Yupanqui y Violeta Parra se deja sentir. Pero también la de Rubén Blades. Además, es de la generación que vivió su juventud en el gobierno de Velasco. Una generación que gozo de la modernización del país hacia la izquierda, con la liquidación de los gamonales como punto más alto, y que quería más aún. La relación de la canción del Kiri con el anhelo de cambio social es evidente. Es un artivista al que encontramos en sindicatos, barrios, comunidades. Capaz de piratearse a sí mismo para que el disco llegue a todos. Su “Palomita de barro”, “La guajira del pobre”, “Tus manos son del viento” son bastante conocidas. En 1987 sufrió un accidente que casi le cuesta la vida, lo extrañamos por mucho tiempo, hasta que a principios del milenio regreso a nosotros y a su guitarra.

Olga Milla está un tanto más alejada de lo social. Es más bien una intérprete de lo íntimo. Conoció a Chabuca Granda, Alicia Maguiña y Carlos Hayre y de ahí le viene un vals muy cercano a la trova. Limeña como sus antecesoras le canta esta vez no a los puentes como Chabuca sino a un parque, al Parque del Amor de Miraflores. En verdad es ese el espacio propio de una cantante del amor y la poesía. El propio nombre del distrito “Miraflores” es muy sugestivo, sobre todo cuando ella juega para inventar un “mira versos”.

Raúl Valdivia es el representante del vals tradicional. No es casualidad que el 2010 fuera considerado por la Municipalidad de Lima Metropolitana como uno de los 5 cantautores criollos más importantes de los últimos 15 años: Manuel Acosta Ojeda, José Escajadillo, Juan Mosto, Pepe Villalobos y Raúl Valdivia. En Valdivia se vive lo criollo. No sólo por sus 40 canciones, que han sido cantadas por Pedro Otiniano, Lucho Barrios, Lucia de la Cruz, César Vivanco, Lucy Aviles, Jorge Luis Jasso y otros. También por su presencia en los Centros Musicales. Fue presidente del Breña de 1987 al 89. Y es que el criollismo no es solo canción. Es la construcción de una comunidad popular. En sus creaciones destacan Feliz agonía, Rosal amigo, Volver a empezar, Evocación eterna, Meditación y muchos más.


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